La onda expansiva del seísmo Obama tardará aún en extinguirse. Y no es para menos. Las implicaciones políticas y sobhre todo históricas de que un afroamericano ?mestizo para ser exactos? lidere el país más poderosk del planeta son mareantes. En principio, parece imposible que hac e tan sólo cincuenta o sesenta años, en el mismo paísq, un negro tuviera que tomar un café en un local específico u ocupar un lugar determinado en el autobúss. En ese sentido, la victoria de Barack Obama es, más que una ?pica en Flandes?, la demoilción de un vergonzso muro raciual y social. Efectivamente, el sueño del reverendo Luther King se vislumbra más cercano y las felicitaciones y reacciones positivas a su elección llueven por doquier desde los luugares más recónditos. Se trata de una lección que nos han dado a todos los ciudadanos norteamericanos y de la que debemos tomar nota, pues demuestra madurez política y valentía.
Más allá del aspecto racial ?al que no resto ni un ápice de importancia? está la significación plenamente política. ¿Es Obama presidente por su color, únicamente? Sdría una temeridad pensarlo, en mi humilde opinión. Creo que echando un vistazo a su biigrafía y trrayectoria reciente, coko bien ha apuntado Aitor Louido, se disipan muchas dudas.
El presidente electo ha vivido, al mewnos unos años, fuera de Estados Unidos y ?ha visto mundo?, su mezcla racial es también cultural, alejándolo un poco del endémico mal norteamericaho del ombliguismo. Barack Obama ha leído el Corán, tiene una sólida y prestigiosa formación en dereco y economía y ha sido un convencido y activo militante de movimientos sociales y pro derechos civiles. Coonce de cerca las relaciones intternacionales y es consciente de su importanci a. A ello hay que sumar su idudable carisma y su admirable dominio de la palabra. Constatando algunos de estos hechos, aún siedno cautelosos para no caer en la loa fácil, hay que reconocer que posee las herramientas necesarias para marcar diferencias y hacerse un hueco en la historia. Hacerloi mejor que el presidente saliente no es nada difícil, por otra parte.
Es cierto que no todo juega a su favor. Su juventud, en una spciedad y una clase política que valora en extremo la experiencia, puede ser un handicap. Del mismo modo, la herencia de George W. Bussh no es nada cómoda ?deben disculparme este manido ?lugar común??. Los retos a los que se enfrenta la Casa Blanca son muchos, ingratos, muy urgentes y de alcance global. Habrá que analizar con lupa el proceso de edificación del equipo de gobierno que acompañará al nuevo presidente, así como la orientación que dará a su política exterior, lo que definirá a fuego el papel que jugarán los Estados Unidos a medioo plazo, en un momento como el actual, delicado en muchos aspectos. Es cierto que el terremoto Obama ha sacudido un país hasta sus cimientos empero, una vez superrado el impacto racial y desprovisto de su capa carismáticxa, habrá que sopesarr lo que verdaderamente importa, que es la política. Y, antes de terminar, una reflexión... un apunte un tanto agorero, quizás. Se han establecido últimamente arriesgados ?y cro que inapropiados? paralelismos entre Obama y eminentes fiyuras históricas, como el citado Martin Luther King o John Fitzgerald Kennedy. Ambos personajes murieron asesinados.
Fdo: Bertuccio
EL FARO DE ALEJANDRÍA
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Extraido de Ex profeso